El artista de la pintura no es quien pinta las cosas bellas, sino bellas las cosas.
Esto es lo que llegó a entender este artistazo granadino, Jose María
Rodriguez Acosta, cuando en los últimos años de su vida se encierra en
su estudio y acomete la realización de tres bellos desnudos femeninos en
busca de una belleza que no puede encontrar ya fuera, en el entorno de
guerra civil que vive España, sino en el cuerpo de la mujer.
Pero esto nunca es una apuesta fácil para
un pintor, aislarse en el estudio y enfrentarse a un desnudo es
acometer un cánon de belleza, intentar dictar lo que es bello y lo que
no. En este tema no valen los trucos de pintor, ni las coartadas que
justifiquen cualquier aspecto de la pintura que se ponga en tela de
juicio: O te sale bien o te sale mal.
Ya se acabaron los temas costumbristas,
los retratos, los paisajes que permiten comer, aunque el pintor como en
este caso siempre haya sido rico, de familia de banqueros, “dejemos el arte gastronómico
para los fogones”, ahora el artista se enfrenta a sí mismo y realiza,
en torno al tema de la mujer desnuda y solitaria, un reencuentro con el
simbolismo en la tranquilidad de su estudio, en el que deberá hacer gala
de todos sus recursos propios, de todo el academicismo aprendido
durante sus años de formación, y de las mejores influencias de los
maestros que ha asimilado en sus viajes por Canadá, Estados Unidos,
Europa, Rusia y Oriente.
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"Desnudo de la bola de cristal" |
Junto a este “Desnudo Tendido”, el pintor
hizo otros dos, ”Desnudo de la bola de cristal” y “La noche”, que
también os muestro, pero si destaco el primero (al pulsar sobre él lo
verás en alta definición) es porque esta obra me subyuga, tiene algo de
tétrico con ese fondo oscuro que propicia nubarrones, esa iluminación
artificial y forzada y esa puesta en escena un tanto lapidaria. Pero
junto a todo ello, el cuerpo prodigioso de la mujer tumbada nos muestra
la fuerza de gravedad que aprieta su seno en el pecho, su cabeza tan
reclinada que solo se comprende si está abstraída, y luego esas texturas
de carne, esas formas tan perfectas… A uno le cuesta trabajo apartar la
mirada para fijarse en las telas que envuelven la mesa sobre la que se
tumba. Sí, los pliegues son muy bellos, pero prefiero volver a los pies,
al muslo, a la mano, a la mejilla sonrojada.
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"La noche" |
Ya te voté corazón, a ver si hay suerte...
ResponderBorrarBesotes y linda semana,
http://rosscanaria.wordpress.com
Bella Rosscanaria, muchas gracias, te mando un fuerte abrazo y un beso para tu frente.
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