A ti sublime mujer que en la distancia
me llenas de alegría, fe y esperanza
con cada palabra según la circunstancia
dotando mi vida de plena confianza.
A ti mujer de fuego con sabor caribeño
que inundas mi ser de dicha y felicidad
al saberme tu único y por siempre dueño
el amante perfecto que habita tu soledad.
A ti mujer hermosa, de noble corazón
la dueña de mis más hondos suspiros
sólo por ti estoy perdiendo la razón
con tus únicos encantos de finos zafiros.
A ti mujer, que con tus acciones llenas
mi mundo con los colores del bello sol
mitigando en gran manera mis penas
encausándose a tomar en mi el control.
A ti tierna mujer que sin pedir nada
me das a cambio todo, amor y cariño
siendo en los días grises mi sutil hada
llenándome de sonrisas como niño.
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Gracias por leerme, si te gustó comenta y comparte. Edwin Yanes